
El concepto de las 3 Rs no es ninguna novedad, de hecho es una idea que lleva circulando ya bastante tiempo; pero que desafortunadamente no mucha gente ponemos en práctica. La idea en sí es sencilla, por entenderla creo que todos la entendemos. Sin embargo, es a la hora de ponernos en acción que parece que se necesitara ser un erudito para aplicarla.
Soy consciente de que aplicar esta regla en todos los ámbitos de la vida es complicado, pues los hábitos de consumo impuestos por la sociedad moderna en la que vivimos nos fuerzan en muchas ocasiones a dejar de lado esta iniciativa.
Una de esas 3 Rs que es Reducir es el objeto de esta entrada. Para quien quiera profundizar en el tema y saber cuáles son las otras dos, el Internet está lleno de información interesante.
Desde mi punto de vista apegarse lo más posible al concepto de las 3 Rs es difícil más no imposible. Mi estrategia pasa por analizar la mayor cantidad posible de mis hábitos de consumo y determinar cuáles de estos me resulta más sencillo modificar sin que este hecho me sea incómodo y que a la vez se traduzca en ayuda al medio ambiente.
Es así como hace ya un tiempo decidí enfocarme en la R de reducir en el mayor número de hábitos de consumo posibles.
En concreto, cada oportunidad que tengo de pedir a la gente de un establecimiento que me sirva mi bebida en un envase reusable lo hago.
Me ha llamado mucho la atención cómo algo tan sencillo, resulta a veces imposible de hacer entender a los dependientes en los negocios.
No es novedad que la sociedad americana es de lejos la más desperdiciada. De hecho es la antítesis de la idea de reducir.
A raíz de la película de Al Gore, parte aguas en la consciencia ecológica global, muchos de los grandes negocios americanos han optado por introducir campañas verdes. Mismas en las que el principio de las 3 Rs juega un papel de vital importancia.
De acuerdo a un reporte de la marca Starbucks (gigante en la industria de la venta de bebidas), esta compañía desde 1985 ofrece a sus clientes un descuento del $0.10 (diez centavos de dólar) cuando estos llevan a la tienda su propia taza, este mismo descuento se ofrece a clientes que pidan una taza para disfrutar de su bebida en la tienda.
Hasta aquí todo muy bien, la contraparte es la siguiente: ¿Cuánta gente sabe de esta iniciativa? algo que resulta más preocupante ¿Cuánta gente está dispuesta a pedir su bebida en una taza de toda la vida o a llevar a la tienda su propia taza o termo?
Desde hace ya un par de años, siempre que sé que voy a consumir una bebida en tienda procuro pedir que me la sirvan en una taza común y corriente. He de decir que hasta ahora mi iniciativa ha resultado un rotundo fracaso, muchas veces por lo siguiente:
1)Al momento de pedir mi bebida tengo otras cosas en la cabeza y cuando recuerdo que prefiero que me la sirvan en una taza ordinaria es muy tarde.
2) Cuando he conseguido acordarme antes de pedir, resulta que tengo la mala suerte que la tienda en la que estoy no tiene este tipo de tazas disponibles (esto pasa seguido en los aeropuertos).
3) Difícil de creer pero cierto: En una de mis más recientes visitas a uno de estos establecimientos, tomé la precaución de pedirle al cajero que me sirvieran la bebida en una taza, a lo que éste respondió que sí. Acto seguido, tomó un vaso de papel, marcó el tipo de bebida que quería y se lo pasó al barista para que éste lo preparara y lo sirviera en una taza. O sea que al final de cuentas lo que empezó con un gesto para el planeta, terminó en un desastre total. No sólo se desperdició el vaso de cartón, sino que además se utilizó una taza que más tarde tendría que ser lavada.
Este evento me dejó pensando hasta qué punto es real el compromiso de una empresa con el medio ambiente. Cierto, Starbucks en papel propicia la reducción de consumo de vasos desechables. En la teoría su iniciativa de los 10 centavos menos, al menos para mi es un fracaso. Considero que la compañía de la sirena debería de replantear su estrategia para contribuir de una manera más contundente a la reducción de consumo de vasos de cartón.
Todo debe empezar por la persona que atiende en caja. Así como los entrenan para que no fallen en ofrecer promociones para ganar unos pesos extras, deberían poner cómo norma dar la opción al cliente de consumir su bebida en una taza convencional.
Si esto fuera así, mi principal problema; que es acordarme de pedir la bebida en una taza estaría resuelto y por ende serían muchas más las veces que estaría ayudando. Ni qué decir de toda la gente que en su vida se ha planteado esta cuestión, seguro que a más de uno no le molestaría disfrutar de su bebida como se hacía hace no muchos años, en los establecimientos de toda la vida.
Mientras esto sucede y Starbucks y similares se deciden a poner en práctica de manera más comprometida lo que dicen en el papel, lo que me queda es recordarle a los seguidores de este espacio que me ayuden a darle un respiro al planeta. Traten en la medida de lo posible de pedir sus bebidas en tacitas de abuelita, no les va a pasar nada. Recuerden que disfrutar de una buena bebida caliente no tiene por qué estar peleado con ayudar al medio ambiente.
Yo por mi parte en los siguientes días me comprometo a ir a comprar una réplica de vaso de cartón de Starbucks para cargarla conmigo y entregarla directamente en caja en mis futuras visitas.
Por último les recuerdo que no hay que subestimar el poder multiplicativo de las pequeñas acciones. Una manera bastante efectiva de colaborar con esta iniciativa es compartir esta entrada con sus contactos de Facebook o la red social de su preferencia.
¿Quién se apunta?
Soy consciente de que aplicar esta regla en todos los ámbitos de la vida es complicado, pues los hábitos de consumo impuestos por la sociedad moderna en la que vivimos nos fuerzan en muchas ocasiones a dejar de lado esta iniciativa.
Una de esas 3 Rs que es Reducir es el objeto de esta entrada. Para quien quiera profundizar en el tema y saber cuáles son las otras dos, el Internet está lleno de información interesante.
Desde mi punto de vista apegarse lo más posible al concepto de las 3 Rs es difícil más no imposible. Mi estrategia pasa por analizar la mayor cantidad posible de mis hábitos de consumo y determinar cuáles de estos me resulta más sencillo modificar sin que este hecho me sea incómodo y que a la vez se traduzca en ayuda al medio ambiente.
Es así como hace ya un tiempo decidí enfocarme en la R de reducir en el mayor número de hábitos de consumo posibles.
En concreto, cada oportunidad que tengo de pedir a la gente de un establecimiento que me sirva mi bebida en un envase reusable lo hago.
Me ha llamado mucho la atención cómo algo tan sencillo, resulta a veces imposible de hacer entender a los dependientes en los negocios.
No es novedad que la sociedad americana es de lejos la más desperdiciada. De hecho es la antítesis de la idea de reducir.
A raíz de la película de Al Gore, parte aguas en la consciencia ecológica global, muchos de los grandes negocios americanos han optado por introducir campañas verdes. Mismas en las que el principio de las 3 Rs juega un papel de vital importancia.
De acuerdo a un reporte de la marca Starbucks (gigante en la industria de la venta de bebidas), esta compañía desde 1985 ofrece a sus clientes un descuento del $0.10 (diez centavos de dólar) cuando estos llevan a la tienda su propia taza, este mismo descuento se ofrece a clientes que pidan una taza para disfrutar de su bebida en la tienda.
Hasta aquí todo muy bien, la contraparte es la siguiente: ¿Cuánta gente sabe de esta iniciativa? algo que resulta más preocupante ¿Cuánta gente está dispuesta a pedir su bebida en una taza de toda la vida o a llevar a la tienda su propia taza o termo?
Desde hace ya un par de años, siempre que sé que voy a consumir una bebida en tienda procuro pedir que me la sirvan en una taza común y corriente. He de decir que hasta ahora mi iniciativa ha resultado un rotundo fracaso, muchas veces por lo siguiente:
1)Al momento de pedir mi bebida tengo otras cosas en la cabeza y cuando recuerdo que prefiero que me la sirvan en una taza ordinaria es muy tarde.
2) Cuando he conseguido acordarme antes de pedir, resulta que tengo la mala suerte que la tienda en la que estoy no tiene este tipo de tazas disponibles (esto pasa seguido en los aeropuertos).
3) Difícil de creer pero cierto: En una de mis más recientes visitas a uno de estos establecimientos, tomé la precaución de pedirle al cajero que me sirvieran la bebida en una taza, a lo que éste respondió que sí. Acto seguido, tomó un vaso de papel, marcó el tipo de bebida que quería y se lo pasó al barista para que éste lo preparara y lo sirviera en una taza. O sea que al final de cuentas lo que empezó con un gesto para el planeta, terminó en un desastre total. No sólo se desperdició el vaso de cartón, sino que además se utilizó una taza que más tarde tendría que ser lavada.
Este evento me dejó pensando hasta qué punto es real el compromiso de una empresa con el medio ambiente. Cierto, Starbucks en papel propicia la reducción de consumo de vasos desechables. En la teoría su iniciativa de los 10 centavos menos, al menos para mi es un fracaso. Considero que la compañía de la sirena debería de replantear su estrategia para contribuir de una manera más contundente a la reducción de consumo de vasos de cartón.
Todo debe empezar por la persona que atiende en caja. Así como los entrenan para que no fallen en ofrecer promociones para ganar unos pesos extras, deberían poner cómo norma dar la opción al cliente de consumir su bebida en una taza convencional.
Si esto fuera así, mi principal problema; que es acordarme de pedir la bebida en una taza estaría resuelto y por ende serían muchas más las veces que estaría ayudando. Ni qué decir de toda la gente que en su vida se ha planteado esta cuestión, seguro que a más de uno no le molestaría disfrutar de su bebida como se hacía hace no muchos años, en los establecimientos de toda la vida.
Mientras esto sucede y Starbucks y similares se deciden a poner en práctica de manera más comprometida lo que dicen en el papel, lo que me queda es recordarle a los seguidores de este espacio que me ayuden a darle un respiro al planeta. Traten en la medida de lo posible de pedir sus bebidas en tacitas de abuelita, no les va a pasar nada. Recuerden que disfrutar de una buena bebida caliente no tiene por qué estar peleado con ayudar al medio ambiente.
Yo por mi parte en los siguientes días me comprometo a ir a comprar una réplica de vaso de cartón de Starbucks para cargarla conmigo y entregarla directamente en caja en mis futuras visitas.
Por último les recuerdo que no hay que subestimar el poder multiplicativo de las pequeñas acciones. Una manera bastante efectiva de colaborar con esta iniciativa es compartir esta entrada con sus contactos de Facebook o la red social de su preferencia.
¿Quién se apunta?
3 comentarios:
Hola Manuel, soy Michelle, amiga de Talia (nos presento por facebook). Te escribo porq estoy de acuerdo 100% con tu artículo. Te cuento q Panera ofrece sus cafes en taza normal. Creo q es el único lugar de ese estilo q tiene esa opción. Bueno, solo un comentario rápido porq me parecio curioso q justo hoy fuí ahi y pensé: Por fín se les ocurre hacer algo!!!!
saludos,
m
Igual, estoy de cuerdo en que ese ajetreo diario ha llevado a que en vez de tomar tu bebida en una taza común y corriente, la tomes en los vasos de cartón. Entiendo cuando vas de paso, pero cuando te lo vas a tomar en el mismo lugar?
Yo trato de llevar mi taza cuando voy a ir a estos lugares, pero igual que tú muchas veces (la mayoría) se me olvida.
Estamos en pañales en este tema! Pero tu artículo efectivamente nos ayuda a reflexionar y hacernos conscientes de estas cosas, que como bien dices parecen pequeñas, al final se vuelven una gran ayuda para el planeta. El primer paso es darse cuenta de las cosas para que consecuentemente actuemos, pues por lo general hacemos las cosas en automático.
Un abrazo
GF
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